domingo, 14 de diciembre de 2008

Que hay en el Ipod de: Trane Gillstone

Claro!, Hagan cuentas, han pasado mas de 80 años desde que se usan los mp3, así que TODOS tienen Ipods y vaya que los escuchan. Quieres saber que discos tienen? para eso estarán estos posts de música.

Miles Davis - Kind of Blue





Trompetista, jazz. Este disco es obligatorio para todo el que tenga gusto por este género.

Tracks:
1 So What
2 Freddie Freeloader
3 Blue in Green
4 All Blues
5 Flamenco Sketches
6 Flamenco Sketches [alternate take]

Links (uno debe de funcionar):

http://www.megaupload.com/es/?d=F538ZHP9

http://www.megaupload.com/es/?d=lyxzqrve

El swing y las nochebuenas

Tres nochebuenas me he comprado, suficiente para pasar el rato que seguiré escribiendo.

Tres, Trane marcaba tres con con los dedos mientras se acercaba a la mesa de Elena. Un mesero se apresuró y dejó tres copas con vino espumoso en la mesa. La mirada burlona de Elena sobre la mano de Trane daba un ambiente cada vez mas tenso que no afectaba a Trane, quién se sentaba tranquilamente frente a ella.

—Tres. —Dijo Trane y acto seguido tomo una copa con una mano. —Uno, no vienes a arreglar cuentas, no tienes medias, sin medias no hay liguero y por lo tanto no vienes armada. —Sorbió sin dificultad la copa acompañando el trago con una expiración en gesto de gusto. — Dos. — Tomó otra copa y la mirada de Elena perdió lo burlón. —No vienes por placer, si lo hicieras, habrías salido en cuanto terminé de tocar para que te siga, así que tienes algo que negociar. — Repitió lo mismo de la primera copa. —Tres. — Se llevó a la nariz la última copa, con la intención de catar el vino, al mismo tiempo que el gesto de Elena demostró cierta molestia. —Además tienes los labios rojos, lo que significa que quieres llamar mi atención, y si quieres llamar mi atención para negociar, y si no es sobre dinero, es por que me necesitas, por que seguramente tus parejitas se rehusaron a ayudarte, lo cual me lleva a pensar que vienes por algo muy complicado,tan complicado que no te pudieron ayudar. Creo que me interesa. — Tomó la última copa rápidamente, olvidando la intención de catar el vino.

—Tal vez quisieras venir a...—Trane la interrumpió alzando un dedo señalando uno. El mismo mesero se acerco de nuevo y colocó un martini frente a ella.

—Uno. Solo tienes una cosa que decir y es a que viniste. La última vez que seguí tu juego terminé en fuego cruzado mientras te revolcabas con el hijo de algun mafioso.

Elena bebió de golpe el martini y su mirada burlona regresó.

—Siempre supiste que podían descubrir la trampa. Estabas preparado. Dejando el pasado atrás, ha sido muy acertada tu suposición. Solo que no vengo a pedirle ayuda a nadie. Vine a darte una invitación, algo grande se acerca, algo de lo que ni yo me he enterado. Se traen algo en secreto y es importante. — El pie descalzo de Elena acarició la pierna de Trane. —Solo me han dicho que te diera esto. —Elena deslizó un papel doblado por la mesa, el cual Trane desdobló y leyó.

—Una partitura? Quien la manda?

—No se, eso te incumbe a ti, no a mi.

La música terminaba, para lo cual Trane se acercó a tocar de nuevo, ahora una versión un tanto pretenciosa de summertime, con un feel muy característico suyo y una improvisación única. En las últimas notas Elena se había levantado de su mesa y se encontraba ya en la salida. Enseguida Trane la siguió, encontrándose con una calle sola, con solo unos muchachos ebrios pasando y un taxi partiendo con Elena en el asiento trasero.

Trane prendía un cigarro cuando uno de los muchachos tropezó con el estuche de la trompeta.

—Hey pendejo, cuida donde dejas tus mierdas. —Le grito el muchacho arrastrando las palabras.

Mientras pasaban, la indiferencia de Trane fue reemplazada con curiosidad cuando uno de los muchachos gritó.

—Idiota, no le hables así! es Gillstone!

—Como digas Brahms, solo un pendejo sabe de otros pendejos.

—Así que te llamas Brahms. —Reafirmo Trane. —Interesante apellido.

—Hey Brahms, ahí te quedas idiota!. —Le grito uno de los muchachos.

—Como quieran!. Respondió fastidiado. — Gillstone! he escuchado tu material, es increíble! Toco la guitarra y aún así me impresiona tu fraseo!

—Te parece? Pareces saber algo de música.

—Mi padre era músico, pero nunca lo conocí. Cuando supe que era músico decidí aprender música también.

—Ven, tal vez aprendas algo adentro.

Al entrar el mesero que lo había atendido lo abordó.

—La chica con la que estaba hace un momento le ha dejado esto. —El mesero le entregó un trozo de papel.

—Hotel Verdinia, habitación 402. — Leyó Trane directamente del papel. —Creo que sabrá que no estaré con ella por la música. Lo aprendió hace tiempo, la música prácticamente acabo con nuestra relación.


Se han acabado mis nochebuenas. Creo es que es tiempo de dormir. Además creo que todos están llegando de sus fiestas. Suerte al que lo lea.

sábado, 13 de diciembre de 2008

El swing nocturno

Mi mente ha dado vueltas y vueltas sobre como tocar mi nuevo instrumento. Lo ruidoso que llega a ser no me deja otra opción mas que tocar en la calle o en parques, y el paso del tiempo me obliga a seguir aun sin el sol, lo que da un ambiente digno de una pequeña historia. Como ya es tan noche que no puedo seguir practicando, aquí le daré vida, en este momento...

Los últimos rayos de sol se colaban entre las hojas que caían secas, rindiéndose al frió y al viento de la temporada. Terminaba el otoño y comenzaba el invierno, y junto con el viento otoñal, el frío atacaba las calles que poco a poco daban paso a la noche citadina. Ustedes conocen la noche citadina, toda una danza metropolitana que a veces se mueve en un compás trágico, otras con un ritmo pop, vulgar y básico. Pero esta noche un ritmo resaltaba entre todos. Esta noche se escucha jazz.

Un poco de swing, batería y bajo, una melodía hardbop coqueteaba entre la trompeta y un sax, la síncopa del piano, brutal y delicada, marcaba el tono que acompañaba el murmullo de la gente que merodeaba entre los bares. Los músicos estaban mas seguros del tono en el que tocaban que del nombre de sus compañeros, que con la música tradicionalmente improvisada, no se conocían entre ellos. Junto al bajista, se había visto al baterista ya unas cuantas veces en el bar, el saxo apenas empezaba a figurar en la escena del jazz y el tecladista, con seguridad reflejada en los puros que fumaba mientras tocaba, era ya bien conocido como músico frecuente del bar. Pero la trompeta, oh si, toda una excepción, su primera vez en el bar pero su nombre era bien conocido y había sido nombrado entre los espectadores mientras su solo, juguetón e ingenioso, avanzaba en un crescendo que inevitablemente llamaba la atención. El clímax de su interpretación no se hizo esperar, y como se podía prever, se mantenía presente con la atención completa de las miradas atónitas del público.

La melodía apenas había llegado a su final, cuando Trane Gillstone, con su trompeta en su estuche, ya se ocupaba de salir del escenario. Unos cuantos metros adelante, indiferente de algunas felicitaciones, prendía un cigarrillo y se dirigía al otro lado del bar, cruzando la nube de humo y murmullos, donde, en una mesa solitaria, resaltaba un vestido color vino, un cigarrillo con un largo filtro oscuro, un cabello oscuro que marcaba el intenso azul de los ojos así como el vestido marcaba el carmesí de los labios, la suave y tersa piel trigueña que se hacia notar a pesar el humo y la zapatilla izquierda, elevada por las piernas cruzadas, que se balanceaba al compás de la música, invitando y seduciendo a quien se atreviera a voltear. El swing no tardo en acompañar la profundidad de su mirada y la sensualidad de sus labios que mordía suavemente en gesto provocativo, gesto que evidenciaba cínicamente lo peligrosa y atractiva que era. Elena Gimenez no era una mujer de antecedentes sencillos. Entre la gente se rumoreaba las malas andanzas con las que se le relacionaba, lo cual mantenía su mesa solitaria. De origen latino, se le veía frecuentemente con personajes clave de la ya casi inexistente mafia, que aún con su disminuida presencia, tenia un peso importante en los negocios ilegales.


Este momento duró una eternidad, lo que me da tiempo para ir por unas nochebuenas, así que en el siguiente post sabremos que que pasa aquí.

domingo, 7 de diciembre de 2008

tsim eht

Mmm, veamos mi situación, los chambones de mi banda no se donde andan y estoy aislado en la esquina de una mesa y hay una familia hablando de licores al lado de un arbol de navidad. Como se darán cuenta es momento de una pequeña sesión.

Esta vez no hablaremos de un personaje de la ciudad. Esta vez hablemos un personaje que esta apunto de entrar a la ciudad. Quién es? el no lo sabe (nosotros tampoco). Que edad tiene? lo olvidó. Que hace? busca su identidad.

La interminable nieve cubría completamente el ambiente, haciendo imposible averiguar que hora era, si era tarde o si era de día. También era tan extenso y tan vacío el paisaje que no se sabía cuanto habia caminado, viendo solo un blanco infierno enfrente y una infinidad de la misma pureza detrás. Si habia a alguien a quien culpar por este extraño terreno es el calentamiento global que habia provocado una serie de cambios climáticos que trajeron al mundo estos desiertos nevados, donde la nieve y la arena se mezclaban y mantenían una consistencia semisolida gracias a la baja temperatura en la que se encontraban aquellos lugares donde dejó de verse el sol. En la cabeza de Ander solo pasaban las mismas cuatro preguntas. Quién soy? De donde vengo? A donde voy? Que tengo que hacer?. Son las mismas cuatro preguntas que la mayoría de las personas se hicieron por lo menos una vez en su vida, con la diferencia de que en el caso de Ander estas preguntas no erán filosoficas, sino dudas reales. Se hacía las preguntas una y otra vez, desplazando cuestiones mas relevantes como el frío que le quitaba gradualmente la fuerza, o el camino que tenia que elegir para salir de ese infierno. La duda lo llevó a recordar como inició el día, o mas bien la noche anterior, cuando despertó desorientado en medio de tablas y trozos de madera, entre los restos de lo que parecéa haber sido un edificio, con una herida en un costado y una falta de equilibrio anormal. La ropa que llevaba lo cubría considerablemente del frío, pero el clima era aterrador. Entre la neblina y la nieve, la oscuridad y la incertidumbre, pudo vislumbrar a lo lejos una tenue luz disipada, que le dió a dudar sobre su visión. Sin tener idea de que había pasado comenzó a caminar en dirección a la luz, sin detenerse aún cuando pasó toda la noche y ahora una considerable porción del día caminando en esa dirección. Ahora la luz no se veía y lo único que se podía hacer era seguir caminando..... caminando.....

Ok ok, probablemente mas noche haya otra pequeña historia. Así esperemos.